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miércoles, 3 de abril de 2019

Evaluación en caliente del examen de derivadas

Puedo afirmar que la primera prueba evaluable con contenido de derivadas no ha ido especialmente bien, sobre todo teniendo en cuenta la naturaleza tan mecánica de esta fundamental herramienta de la asignatura; las derivadas solo pueden estar bien al completo o enteramente mal, no hay grises ni medias tintas. Tengo en consideración, no obstante, a las derivadas por no ser especialmente complejas ni abstractas y por ser fácilmente solucionables por esa anteriormente mencionada cualidad de ser mecánicas y repetitivas. Es por esto último que el factor determinante para tener éxito en la resolución de derivadas, así como en tantos y tantos campos del saber, y en especial, de las matemáticas, es la práctica y la repetición incansable de ejercicios, una y otra vez hasta que los mecanismos necesarios sean interiorizados y pasen a ser poco más que reflejos involuntarios del estudiante aplicado y gustoso de las matemáticas. El problema; el error, siendo más preciso en este aspecto, parece haber sido descubierto; entiendo fácilmente los conceptos propios de las derivadas y se en mayor o menor medida usarlos de forma resolutiva, pero la eficacia, la agilidad y la precisión necesarias, así como ciertos rudimentos y costumbres que se refinan con el tiempo y que suponen en su conjunto el saber derivar, de nuevo sin grises ni medias tintas, no están todavía bajo mi control y no puedo por ello considerar que derivo con fluidez. Falta práctica, pero llegaré.

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